Redes de pornografía infantil aprovecharon que los niños y niñas pasaban más tiempo en internet durante los meses de la pandemia.
El confinamiento provocado por la pandemia encerró a miles de niños y niñas en sus hogares que, al apoyarse en el internet para recibir clases, también aumentaba el riesgo de caer en redes de pedofilia.
Durante estos últimos meses, la Fiscalía contra la Trata de Personas vio con interés y preocupación como el número de denuncias aumentó, relacionados a la explotación sexual infantil en línea, también conocida como pornografía infantil.
los niños y adolescentes estuvieron más expuestos durante la pandemia debido a que debían pasar más horas del día conectados a internet debido a que las clases presenciales en todos los establecimientos educativos fueron suspendidas, por lo que los estudiantes se vieron obligados a recibir educación en línea.
Este no fue un fenómeno a nivel mundial, el uso del internet para engañar a los niños y difundir imágenes sexuales se dio en toda Iberoamérica.
Si antes se estimaba que un menor de edad pasaba en promedio tres horas al día conectado a internet, según un estudio hecho por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), durante los meses de pandemia podía pasar más de diez horas diarias frente al computador o a su teléfono móvil,
“Ahora todo es a través de clases virtuales, los colegios y escuelas han dejado demasiadas tareas y se pierden ciertos controles para establecer límites en el tiempo de conexión. El quedarse en casa mientras los papás salen y no poder interactuar de otra forma hace que los niños se mantengan más tiempo conectados”
junto al aumento de horas de conexión en los niños, las personas que se mantienen captando a infantes a través de internet también tenían tiempo suficiente para poderlo hacer.
Según lo observado por los fiscales, además de las redes sociales conocidas los depredadores sexuales están utilizando también los videojuegos en línea. La modalidad sigue siendo la misma: utilizan un perfil falso, empiezan a ganarse la confianza del niño y luego les ofrecen intercambiar videojuegos para obtener un número de teléfono donde poderse comunicar con ellos de forma directa.
“Cuando se ganan la confianza empiezan a pedir fotografías donde estén desnudos y cuando ellos acceden después los amenazan a seguir compartiendo más fotografías, de lo contrario compartirán las imágenes con todos sus contactos, ahí inicia el chantaje”, agrega.
“Un niño de 7 u 8 años ya puede interactuar en un videojuego y algunos pueden interactuar en redes sociales y usan whastsapp. Los depredadores en línea saben cómo comunicarse con las víctimas más vulnerables”, explica el fiscal.
Pero a diferencia de otros años cuando la mayoría de investigaciones eran generadas por alertas internacionales, Colop menciona que en este año recibieron más denuncias de parte de los padres de familia o del tutor cuando el adolescente o niño les comentaba que estaba recibiendo llamadas o mensajes donde le pedían que enviara fotografías de sus partes genitales.
Aunque el confinamiento ha puesto más en riesgo a los niños y adolescentes, al estar más tiempo con sus padres ha ayudado a alertarlos a tiempo.
“Incluso hay muchos que no saben cómo activar el tema de privacidad en sus cuentas de redes sociales, además hemos visto cómo los niños usan una cuenta donde aceptan a sus papás y hacen otra donde publican cosas que no quieren que sus padres vean y ahí es donde surge el riesgo”.